- Douce, ¿interrumpo?
- Sí, guapo interrumpes. Interrumpes, como siempre, la hora de mi siesta. Así que te rogaría dos cosas: primero, que dejaras ya esa muletilla del "¿interrumpo?' y que empezaras directamente cuando quieras hablar conmigo porque sabes que no voy a decirte "Sí interrumpes".
- Perdona , las fórmulas o 'muletillas' como tú las llamas, es una manera de empezar una conversación, por otra parte tus siestas son horas 'sexta', que pueden llegar a séptimas, octavas o hasta nonas.
- Si empezamos lanzando pullitas 'latinas', puede que conteste NO a tu 'interrumpo'
- Bueno, te expongo el motivo de mi 'interrupción' y ya verás como hasta te gusta que te haya sacado un poco de tu siesta. Además, puedes seguir la conversación ahí echada.
- Eso desde luego. Estaría bueno que tuviera que escucharte como si fuera a concederte audiencia. Yo escucho como comían los romanos, recostada en mi 'triclinium'.
- Vamos al grano que siempre nos enredamos. Quiero contarte algo que nos sucedió ayer y en lo que seguramente no has reparado.
- ¿Me estás llamando 'tonta'?
- No, en absoluto. Son cosas que nos pasan a los humanos, bueno por lo menos a algunos humanos nos suceden. Ayer, cuando por la tarde iba a una de las sesiones para mi hombro, vi de pronto una perrita que se parecía mucho a ti, pero como la veía por detrás y no podía apreciar su cara, seguía con mi duda. De pronto, torció el cuello para oler no sé qué cosa y le vi la cara...
- ¿Y...?
- ¡Pues eras tú! Me había fijado en ti y no había reparado en la persona que te llevaba. Ibas con Paloma y no me había dado cuenta, porque sólo me había fijado en el perrit@ que olfateaba.
- Siendo como eres , un poco despistado, no me extraña. Lo que no acabo de entender es por qué quieres comentarlo. Yo me di cuenta de que eras tú cuando volví la cara.
- Te lo cuento porque reflexioné un poco sobre tu actitud y mi reacción.
- Seguro que se trata de una de tus 'complejidades'. Así que déjame que cambie de postura porque me huelo que me vas a largar un rollo de los tuyos.
- No me cortes con tus comentarios, porque si no, me quitas espontaneidad y vas a hacer que me alargue más de la cuenta.
- Muda. Adelante
- Pues mira observé que me hacías las carantoñas de ordinario, pero seguiste olfateando y cuando tu prima dijo: " Vamos , Douce", te fuiste como si tal cosa.
- ¿Y qué querías que hubiera hecho?
- No, si me parece bien lo que hiciste seguir tu paseo. Pero no sé por qué creí que ibas a ofrecer alguna resistencia a la invitación de Paloma y que insistirías en quedarte conmigo . Tú te marchaste tan campante. Y pensé para mí que a veces cuando queremos, o creemos que queremos, tendemos a 'apropiarnos' de las personas como si fueran nuestras, algo que nos correspondiera por nuestra cara bonita. Nos cuesta creer que la forma real de querer es, que ante todo, la persona 'amada' - bueno, en este caso la perrita amada- debe hacer con naturalidad las cosas que a ella le apetezcan. No nos pertenecen, no son 'nuestras' y nos corresponderán mejor con su amor en cuanto se sientan libres de ser lo que ellas quieran ser.
- Vamos a ver, antes de que te embales, porque este rollo ya me lo esperaba cuando empezaste con tanto prolegómeno... ¿Me estás diciendo que todo eso pasó por tu cabezota ayer cuando yo seguí mi paseo como si tal cosa? ¿Quieres decir que te armas todo ese cacao mental por una cosa tan simple? Pequeño, te encuentro peor de lo que yo creía.
- No me digas eso, que me lo creo. ¿De verdad , encuentras tan raro que pretenda tener cierta 'exclusiva' o, mejor, 'preferencia' en tu cariño? Consideras que si yo paso más tiempo contigo, tenemos más relación, hablamos, paseamos y dormimos juntos...
- ¿ Necesitas que yo de alguna manera corresponda con mis preferencias afectivas? Pues mira, celosillo, tú no tienes ni idea de lo que es querer o al menos no entiendes ni papa de cómo, cuánto, porqué queremos nosotros los perritos.En primer lugar, queremos gratis, porque nos da la gana. No compramos ni vendemos nuestro cariño, queremos a cada cual a su medida , por entero. No le imponemos ninguna condición, ni le sometemos a chantaje ninguno. Lo único que queremos es que él se sienta libre de querer y lo mismo reclamamos para nosotros. Si no entiendes esto, pequeño narciso, es que no tienes ni repajolera idea de lo que es querer, te lo dice una perrita.
- Bueno, no te pongas tan solemne. Casi me gustas más cuando me tomas el pelo. Lo único que he querido decirte es que me habías dado una lección. Pero si te tomas tan en serio, parte de la lección pierde su eficacia, la de lanaturalidad
- Naturalmente, por eso te ruego que ahora me permitas seguir 'triclineando'
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