Como estoy tan atareada, hace algún tiempo que no hablo del burro Romero y de sus amigos de “El Refugio del Burrito”. No es que me haya olvidado de ellos, pero desde que mi papá pasó a ‘mejor vida’ no paramos.
El último amigo del que habla Romero se llama Toto, es un burrito joven que sólo tiene 5 años y que desde llegó a la granja se ha estado preparando para su función en El Refugio. Me gusta cómo me cuenta el sabio ‘Romero’ las cosas de sus amigos. Los conoce muy bien, pero no sólo por fuera, sino sobre todo cómo son y cómo van evolucionando por dentro.
Toto ha sido escogido, junto con otros tres compañeros Lucky, Platero3 y Estrella, para el proyecto de asinoterapia que ha emprendido El Refugio con niños y niñas muy especiales. Parece ser que Toto se ha revelado como un estupendo ‘terapeuta’ - ¡ay, si otros que llevan ese nombre y hacen negocio, lo hicieran igual que él! – y los pequeños le adoran. Esto ha hecho que haya crecido él por dentro y se sienta contento y seguro de sí mismo por todas las cosas que va descubriendo cada día.
¡Ojalá los humanos aprendieran estas y otras lecciones de los burros y de nosotros! Pero, ¡quiá! Son unos auténticos zotes o zoquetes que es una palabra que me gusta mucho.
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