- ¡Hola, papi!
- ¿Y ese saludo tan cariñoso?
- Ya ves , que no sé por qué , o si lo sé, el día me sabe a primavera
- Vaya Douce, me alegro. Pues sí, sin saber bien por qué unos días nos saben a primavera , otros nos parecen otoñales y hay días que nos dan ganas de mostrar nuestra barriguita al sol, por quedarnos sólo en la barriguita...
- Pues no sé , como yo siempre llevo todas mis partes corporales al aire libre , cuando tengo ganas de hacer ese brindis al sol , lo hago plenamente.
- Lo sé, ésa es una de las cosas por las que te envidio. Eres 'total', como dicen los modernos. Hoy, he pateado un poco la ciudad aprovechando que tenía que hacer varios trámites . De paso he aprovechado para ver un poco el paisaje o más bien el paisanaje que un viernes a media mañana orla calles, parque y jardines ciudadanos.
- ¿Podías ser algo más sencillito y decirme las cosas de manera que una 'pe-rri-ta' pueda entenderlo?
- Vale, de acuerdo. Está visto que en TU blog, uno no puede permitirse licencias literarias. Te diré, para que veas que pienso en ti, incluso cuando me paseo. Entre las múltiples cosas en las que me he fijado además de los jubilados que toman el sol mientras discuten de cómo arreglarían los problemas de este país, las señoras que toman un café en las terrazas y hablan de 'sus cosas', la gente que trata de ganarse la vida, repitiendo “ayúdeme, por favor” con acento rumano o los que despliegan su carrito ofreciendo sus hojas de poemas...,me he fijado en los perritos.
- Ah , ¿sí? Pues yo podría haber sido uno de ellos.
- Pues no, por dos razones que tú conoces. En primer lugar porque tú eres sobre todo una perrita campestre y se te da muy mal pasear, atada, por las calles de la ciudad, tú prefieres el campo, los jardines y poder pasear libremente. Además, tenía cosas urgentes que hacer y a ti no te dejarían entrar. Precisamente los perritos que he observado me han llamado la atención por su 'ENORME' paciencia (cosa que tú no tienes).
- ¡Alto , ahí! Y no empecemos. Yo soy la perrita más paciente que puedas echarte a la cara y tienen pruebas de ello, don Cagaprisas.
- Eso es cierto, doy fe de ello. Lo que quería decir es que estás acostumbrada a ir a tu aire y no te va mucho eso de esperar mientras los dueños, las dueñas sobre todo, hablan y hablan... hacen que se van y no terminan nunca de despedirse. He visto varios ejemplos esta mañana.
- Dime.
- Pues mira, el primero que llamó mi atención era un perrazo enorme, en la plaza del Ayuntamiento. Mientras su dueña, platicaba y platicaba él estaba tumbado apoyada su cabeza en las baldosas de la plaza, aprovechando el sol y esperando a que su ama terminara la perorata. Al pasar por la tienda donde trabaja César vi a una perrita como tú que miraba a los que pasaban por delante de su tienda, muy quieta, muy quieta.
- Hay alguna alusión malévola en ese doble 'muy quieta' , 'muy quieta!
- Mentiría si dijera que no . Además, no serviría de nada , porque ya has captado la indirecta.
- Prefiero que lo reconozcas. Por cierto ¿qué festejamos hoy que te visto con pasteles , cava y alguna otra cosa?
- Esta noche lo verás. Prefiero guardar la sorpresa.
- Sabes que no me gusta que pinches mi curiosidad y luego me dejes ...en fin , ya sabes. Eso es un castigo 'humano'. Las perritas no hacemos esas 'humanerías'
- Sólo te diré una cosa y te servirá de pista: ¿ Te gustaron las salchichas de esta mañana?
- Uhmmm! Ya veo algo. Esperaré , pero te aseguro que me reservo la revancha
- Vale
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